El nene de 11 años que fue asesinado supuestamente por su madre en Pilar fue apuñalado 17 veces, según se cree, con dos cuchillos diferentes.
El nene de 11 años asesinado el miércoles de esta semana en el partido bonaerense de Pilar, recibió 17 heridas de arma blanca, supuestamente con dos cuchillos. Por el crimen está detenida su madre, que también habría herido a su hija de 9, informaron fuentes judiciales.
Peritos del Cuerpo Médico Forense de San isidro determinaron este jueves por la tarde que la imputada, Verónica Beatriz Gaitán, está «lúcida y orientada en tiempo y espacio», y en condiciones de ser indagada por el fiscal de la causa.
La mujer de 30 años será evaluada con mayor profundidad por peritos psiquiátricos y psicológicos.
Según los voceros consultados por Télam, los médicos que practicaron la autopsia en la Morgue Judicial de San Fernando establecieron que Thiago Emanuel, hijo de Gaitán, sufrió 17 heridas de arma blanca, 15 punzocortantes y 2 cortantes, y que murió por un shock hipovolémico provocado por las múltiples puñaladas.
Los forenses indicaron que las heridas mortales se hallaron en la zona intercostal y pectoral, y que la víctima sufrió un corte en la arteria aorta, además de presentar signos de defensa en sus miembros superiores.
«En la escena del crimen secuestramos dos cuchillos. Por un lado, la cuchilla de cocina de grandes dimensiones que la imputada tenía en la mano al momento de ser detenida, pero también levantamos del piso un cuchillo de mesa que aparentemente también empleo y tuvo que cambiar porque se le doblo la hoja», describió uno de los investigadores del hecho.
La misma fuente contó que cuando la policía entró al domicilio, la imputada «se estaba pinchando el pecho» con la cuchilla de mango blanco, aunque sin provocarse heridas de gravedad.
Ambas armas blancas fueron secuestradas por los peritos de Policía Científica que relevaron la escena del crimen en búsqueda de evidencias y ahora serán sometidas a peritajes de huellas dactilares y de ADN.
Por su parte, el fiscal a cargo de la causa, Andrés Quintana, de la Unidad Funcional de Instrucción 2 (UFI) de Pilar, indagará a la acusada por «homicidio y lesiones agravadas por el vínculo», delitos que prevén la pena de prisión perpetua.
Si bien el examen médico de esta tarde arrojó que la mujer está en condiciones de prestar declaración, en un primer dictamen psiquiátrico realizado ayer los peritos concluyeron que presentaba «riesgo cierto e inminente para sí y terceros».
Por ello, la presunta filicida continuaba este jueves internada bajo custodia policial en el Hospital Sanguinetti de Pilar.
A su vez, el fiscal Quintana analizaba solicitarle al juez de Garantías 6 de Pilar, Nicolás Ceballos, una medida de seguridad en una unidad penitenciaria neuropsiquiátrica, como la que funciona en Melchor Romero.
Ayer trascendió de fuentes de la investigación que, antes de ser detenida, cuchilla en mano y con el cadáver de su hijo al lado, Gaitán le dijo a los policías: «Un pájaro me dijo que los mate a todos y que me mate», en una declaración informal que de todas formas no tienen valor judicial.
Además, psicólogas expertas en niños y asistencia a la víctima iban a evaluar hoy a la hija de 9 años de la imputada que ayer resultó herida a puñaladas en el ataque, pero sobrevivió y estaba internada, fuera de peligro, en el hospital.
El hecho ocurrió el miércoles a la mañana en una vivienda de la calle De la Cárcova al 2200 de la localidad de Villa Rosa, partido de Pilar, en el norte del conurbano.
El episodio fue descubierto cuando dos policías que recorrían la zona a bordo de un patrullero vieron a la niña de 9 años herida y ensangrentada pidiendo ayuda en la calle.
Los uniformados pidieron apoyo y entraron al predio, donde hay dos viviendas, una en el frente, donde vive el suegro de la imputada, un hombre de 75 años; y la del fondo, donde encontraron a Gaitán con una cuchilla en su mano y múltiples manchas de sangre, junto a su hijo de 11 años asesinado.
Según las fuentes, la mujer estuvo un tiempo encerrada, hasta que al lugar también llegó su marido, un albañil que trabajaba en un country de la zona, que le abrió la puerta a los policías para que pudieran dialogar un rato con la imputada hasta que lograron desarmarla y reducirla.