Oscar Alberto Racco también golpeó y abusó de María Eugenia. “Me tocó vivir con un perverso que después de una golpiza me ponía un celular en la mano y me decía llamá al 144 a ver en qué te ayudan”, dijo la víctima.
Algunos familiares de la víctima durante una de las audiencias del juicio por el secuestro de María Eugenia.
La Justicia rosarina condenó a 26 años de prisión al hombre que mantuvo encerrada durante 23 años a su expareja en Rosario, y que durante el rapto además sufrió golpes, abusos sexuales y amenazas con arma de fuego.
“Me tocó vivir con un perverso que después de una golpiza me ponía un celular en la mano y me decía ‘llamá al 144 a ver en qué te ayudan’”, dijo María Eugenia, víctima del abusador, minutos después de escuchar la sentencia.
Oscar Alberto Racco fue condenado a cumplir 26 años de prisión al ser hallado culpable de privación ilegítima de la libertad, agravada por reducción a la servidumbre, y abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de armas.
Tras escuchar la sentencia, la mujer secuestrada durante 23 años por su expareja en Rosario habló sobre la importancia de denunciar estos casos y de que el Estado brinde respuestas acordes.
La condena fue dictada en el Centro de Justicia Penal por el tribunal integrado por los jueces Nicolás Vico Gimena, Nicolás Foppiani y Rafael Coria.
En este contexto, los magistrados le pidieron perdón a la víctima en nombre del Estado por no haber atendido a tiempo las denuncias realizadas por la familia de la mujer durante su cautiverio.
A su vez, la fiscal de la oficina de Violencia de Género a cargo de la investigación del caso, Luciana Vallarella, manifestó su alegría porque “el tribunal pidió perdón y reconoció la responsabilidad como Estado por no haber atendido esta situación en las veces que la familia fue a pedir ayuda, con lo cual a raíz de las denuncias quedó abierta la posibilidad de una reparación hacia ella”.
En la misma línea, la profesional apuntó la importancia de que la Justicia “haya reconocido el delito de reducción a la servidumbre, porque tiene mucha fuerza simbólica para describir la situación de María Eugenia”.
Por su parte, la víctima pidió en declaraciones a la prensa “que no haya otra María Eugenia” y habló sobre la importancia de denunciar estos casos y de que el Estado brinde respuestas acordes.
“Que no piensen que todo queda en la nada. El miedo te come, pero hay ayuda”, dijo la mujer que atravesó un verdadero calvario durante más de dos décadas.
Además se mostró emocionada, ya que con este fallo tiene “la sensación de haber encontrado justicia y paz. Se cierra un ciclo, ojalá tengamos la paz que nos quitaron como familia”. Es que cuando Racco raptó a la víctima, la mujer tenía un hijo de dos años con el que hasta recuperar su libertad había perdido contacto.
Por último, el hijo de María Eugenia, un joven que ya es adulto y que acompañó a su madre durante la lectura de sentencia, explicó que cuando comenzó el secuestro “estaba apartado, no querían que me involucrara en esto. No entendía por qué no estaba, y pensé que no la volvería a ver”.
Es que durante la privación ilegítima de la libertad que sufrió la madre del joven, éste atravesó su infancia junto a sus abuelos, sin mucha información precisa sobre el terror que vivió su progenitora. “Siento alivio porque la tengo de nuevo”, concluyó el hijo de la mujer secuestrada.